La aparición de la Animación Sociocultural en el campo de las personas con discapacidad sirve como respuesta a una posible ausencia o disminución de la actividad y de las relaciones sociales, para lo cual trata de ayudar a las personas en su desarrollo personal y social, ofreciendo proyectos que acojan y satisfagan las necesidades, demandas e intereses culturales.

El animador debe provocar la inquietud de un aprendizaje continuo que permita a la persona con discapacidad entender los cambios de nuestra sociedad y participar activamente en la realidad cotidiana, fomentando las relaciones sociales, creando ambientes estimulantes y planificando actividades adaptadas a cada individuo.